Los Niños de Gaza
Opinión no Pedida Carlos E. Ricalde Peniche
Los Niños de Gaza
Los Niños de Gaza La semana pasada compartí mi Opinión no Pedida sobre la aparente indiferencia pública respecto a los niños y sus madres en condición de calle, lo cual es un penoso lastre social en México. En razón de ello no puedo dejar de pensar en el sufrimiento de otros niños y personas, los de la Franja de Gaza y, aunque usted, amable Lector, no ha pedido mi opinión, tengo la pena de compartirla.
Por Carlos E. Ricalde Peniche
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En la segunda mitad de la década de los cuarenta, los hebreos fueron víctimas de una de las mayores tragedias de la historia: el Holocausto. Niños, mujeres y hombres fueron condenados a un sufrimiento indescriptible por el simple hecho de haber nacido judíos. Ocho décadas después, la memoria de aquel horror debería ser un faro de humanidad, un recordatorio de que nunca más debía repetirse algo semejante. Y sin embargo, la ironía de la historia parece hoy una herida abierta: en Gaza, miles de niños inocentes pagan con su vida y su miedo el precio de una guerra que no les pertenece.
¿Qué hicieron mal esos niños para merecer tanto suplicio? Nada. Absolutamente nada. No eligieron nacer en medio del fuego, ni decidieron la política, ni dispararon un arma. Son simplemente niños: frágiles, juguetones, llenos de sueños que nunca llegarán a realizarse. Y sin embargo, su corta existencia se ve marcada por el estruendo de bombas, por el hambre, por el terror de perder a sus padres o sus hermanos. Si la vida ya es breve en cualquier rincón del planeta, en Gaza es apenas un destello efímero, apagado demasiado pronto por la violencia.
Se habla ya de cien mil muertos en esta guerra y entre ellos miles de pequeños que jamás conocieron la paz. ¿Cuántos años pasarán en la historia para que cicatrice este nuevo holocausto? ¿Qué peso cargará en su conciencia el autollamado “pueblo elegido de Dios”, cuando deba rendir cuentas ante la humanidad y ante sí mismo? El dolor de los niños de Gaza, será la memoria imborrable, de una generación que creció entre escombros y ese recuerdo difícilmente se atenuará en los próximos cien años.
La comparación con el Holocausto no es gratuita. Lo que sufren hoy los palestinos, en especial los más pequeños, guarda una dolorosa similitud con aquel pasado en que los hebreos fueron víctimas. El sufrimiento de los inocentes nunca debería justificarse, sea cual sea el contexto histórico o político. La humanidad se desgarra cuando permite que los más débiles sean convertidos en blanco de la crueldad. Pero no basta con indignarse. La pregunta que queda en el aire es: ¿qué hacer para detener esta brutalidad? Hay caminos posibles, aunque difíciles.
Primero: un alto al fuego inmediato y supervisado. No basta con proclamar treguas frágiles que duran horas. Se necesita una intervención internacional firme, bajo el auspicio de la ONU y con la participación activa de países con peso diplomático, para imponer un alto al fuego verificable y duradero.
Segundo: más allá de la política, el hambre, la falta de agua potable y la ausencia de medicinas son un crimen silencioso que mata tanto como los misiles. Abrir corredores humanitarios, seguros y protegidos, permitiría que hospitales y comunidades reciban los recursos básicos para sostener la vida.
Tercero: justicia y reconciliación. Ningún alto al fuego será sostenible sin justicia. La comunidad internacional debe promover mecanismos de investigación y sanción contra crímenes de guerra, vengan de donde vengan. A la par, se necesitan programas de reconciliación y de construcción de confianza entre comunidades que hoy se miran como enemigas, para que los niños de Gaza y los de Israel puedan algún día crecer sin miedo.
Por lo pronto, los niños de Gaza no son cifras ni estadísticas: son vidas truncadas, risas apagadas, futuros robados. Que sus nombres no se pierdan en el polvo de los escombros. Que su dolor sea la última lección que aprendamos para evitar que otro pueblo, en otro tiempo, repita el ciclo de la barbarie.
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PONTE XUX
1. La ONU avanza. Ha condenado la violencia de Israel. Pero, ¿quién se atreve a
aplicar las sanciones? ¿Serán los Estados Unidos?
2. Repito. Los niños de Gaza: ¡un genocidio en la conciencia hebrea!
Correo-e: pibihua2009@gmail.com X:@RicaldePeniche
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